Guerra en Tamaulipas

15 de Noviembre de 2024

Raymundo Riva Palacio
Raymundo Riva Palacio

Guerra en Tamaulipas

Captura de pantalla 2015-04-23 a la(s) 17.10.23

En menos de una semana, Tamaulipas se ha convulsionado. La historia pública es que las fuerzas federales detuvieron a dos jefes regionales del Cártel del Golfo en Reynosa el viernes, y en la carretera Tampico-Mante el miércoles, que provocaron dos enfrentamientos de cuatro horas y de tres, respectivamente, que dejaron cinco muertos. Para tantas horas de combate callejero con fusiles Barrett –uno de los rifles más poderosos en el mercado-, AK-47 (“cuerno de chivo”) y R-15 –de uso exclusivo del Ejército mexicano–, el saldo es mínimo –no desde el punto de vista ético, por supuesto, donde un muerto ya es demasiado. Abundan las interrogantes, que no se detienen en la correlación capacidad de fuego y víctimas.

Si en Tamaulipas, que está dividido en tres zonas de vigilancia por el Ejército, existen bases militares y cada lunes se reúne el Grupo de Coordinación Tamaulipas, presidido por el gobernador, en donde participan las áreas de seguridad estatales y del gobierno federal, para analizar la información de inteligencia, los mapas de riesgo y los operativos que se van a realizar, ¿por qué, si preveían las capturas, no reforzaron la seguridad? ¿Por qué la capacidad de fuego de los federales fue insuficiente durante tantas horas para doblegar a los criminales? ¿Por qué con los refuerzos que se sumaron al operativo, los combates callejeros se prolongaron tanto sin que se pudiera someter a los criminales? Si estos operativos son quirúrgicos e higiénicos, como las detenciones de los grandes líderes del narcotráfico, ¿por qué desataron los enfrentamientos?

Cuando comenzaban las balaceras el miércoles, un mensaje de WhatsApp llegó a los teléfonos celulares de decenas de tampiqueños, que alertaba textualmente: “DIFUNDE ESTO..EL CARTEL DEL GOLFO LES INFORMA K NO SALGAN ALAS CALLES ESTOS DIAS LOS ZETAS KIEREN KITARNOS LA PLAZA DE PANUCO, TAMPICO, ALTAMIRA, ALDAMA, GONZALES, MADERO, SOTO LA MARINA, MANUEL, MATAMOROS, SINALOA, ECT,..

“No lleven a sus hijos a las escuelas no vayan a trabajar no es juego nos dimos unos minutos para hacer esta difuncion por un mejor Tamaulipas. LOS MARINOS, SOLDADOS, ESTATALES, ECT Ya se retiraron hoy al as 9, van a dejar k nos demos con todo… ya cortaron la luz y les pedimos k bajen colchones y tengan velas en la mano NO ES JUEGO,PASA ESTO A TUS CONTACTOS AMIGOS FAMILIARES, ECT..SOMOS DEL ALFA1 5 desde culiacan sinaloa los mochis les informa ponganse las pilas: PD: (C.D.G.)”.

No hay precisión sobre la hora en que llegaron estos mensajes que causaron pánico en la población, que se encerró en sus casas y oficinas mientras Tampico y Madero quedaban selladas con bloqueos en las carreteras de Tampico a Reynosa y a Mante, que conecta con Altamira, y las principales avenidas de las ciudades petroleras. Tampoco está claro porqué se firma desde Culiacán y Los Mochis con el “C.D.G.”, las siglas del Cártel del Golfo, que tiene una alianza táctica con el Cártel del Pacífico. Podría pensarse que fue un trabajo de la contrainteligencia militar para minimizar el costo de vidas civiles, pero el mensaje no los deja bien parados. Inclusive, lo que sugiere es que las fuerzas federales sellaron las zonas de esa región y dejaron que se enfrentaran durante horas al Cártel del Golfo con Los Zetas, sus enemigos a muerte. Sólo esto explicaría el porqué tardaron tanto los militares en intervenir, y el muy reducido número, si no ausencia de bajas de los federales.

Otra explicación sería que los criminales superan en número y calidad de fuego a los federales, que se habrían visto tan débiles, que no pudieron doblegarlos sin refuerzos, ni impedir que escaparan cuando no pudieron rescatar a sus líderes. Esto dejaría al descubierto que las fuerzas federales sufrieron para evitar dos derrotas importantes en cinco días en Tamaulipas. Sin embargo, toda la información disponible es que las posiciones militares y federales en el estado, son poderosas en todos los sentidos. Por lo tanto, la hipótesis que prevalece de manera más sólida es que estamos viviendo tiempos de depuración de cárteles, donde las fuerzas federales no intervienen mientras se enfrentan las organizaciones criminales, y entran al final, para el control definitivo de la situación y el recuento de daños.

“Depuración entre cárteles”, fue el argumento que planteó el ex procurador general Jesús Murillo Karam en Los Pinos para que el gobierno no interviniera inmediatamente tras la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa en Iguala, que se sumó al error de diagnóstico de que no era un problema municipal sino federal. Esa idea fue acompañada de un modelo táctico para enfrentar a criminales y restablecer la gobernabilidad, estrenado en Michoacán cuando armaron a las autodefensas para que se enfrentaran a Los Caballeros Templarios, y hacían el trabajo sucio para que las fuerzas federales no se mancharan las manos.

Ese diseño fue empleado por el Batallón 27º de Infantería en Iguala la noche que desaparecieron los normalistas: sellaron el municipio para, parafraseando a Murillo Karam, se depuraran las bandas criminales. Hay una variable que se está observando paralela a la depuración, como se aplicó en Valle de Bravo, para acabar con los secuestros, o en Veracruz, para enfrentar a Los Zetas: los comandos de elite de la Marina actuaron sin capturar prisioneros. ¿Es Tamaulipas el siguiente teatro de operaciones federales donde se están aplicando métodos heterodoxos en el combate a criminales? La respuesta oficial nunca lo revelara. Pero si no lo es, así parece.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx twitter: @rivapa