Tradeco es uno de los productos refinados que salen del cajón de los milagros de los gobiernos mexicanos. Fue constituida en 1993 por Federico Alberto Martínez Urmeneta, quien a los 23 años, cuando terminaba Derecho en la Universidad Iberoamericana, se asoció efímeramente con Bernardo Quintana Kawage –su padre es el principal accionista de ICA-, y a partir de la señalización de carreras, construyó un emporio que hoy quiere entrar al mercado ruso y del Medio Oriente. Esta historia de éxito, sin embargo, sólo se puede entender por el impulso en los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, que le dieron multimillonarios contratos, muchos de ellos por adjudicación directa, por la gracia de funcionarios y políticos, algunos de los cuales aún viven de sus favores.
Tradeco ha sido una empresa investigada por la prensa mexicana desde 2008, cuando la reportera de la revista Contralínea, Ana Lilia Pérez, publicó el primer texto que mostraba los conflictos de interés y posibles actos de corrupción con los gobiernos panistas. Otros medios siguieron sus propias pesquisas periodísticas y hace unos días, el grupo parlamentario del PRI en el Senado dijo que era prioridad investigar a la empresa y a los gobiernos panistas, que entre 2003 y 2012 le dieron contratos por 20 mil millones de pesos, 17 mil de ellos por adjudicación directa, en varias de cuyas obras se detectaron irregularidades y opacidad, por la modificación a los contratos iniciales por otros 40 mil millones de pesos. Las investigaciones no son sorpresa para Martínez Urmeneta, de acuerdo con personas que lo conocen, quien sintió que el nuevo gobierno de Enrique Peña Nieto quería ajustar cuentas con él desde que se le cerraron las puertas de las licitaciones y adjudicaciones directas a partir de diciembre de 2012. En los últimos meses ha buscado a abogados penalistas de renombre o cercanos a Los Pinos, y sostenido frecuentes conservaciones con altos funcionarios de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, según información que ha trascendido. Su problema es que lo que hizo durante los sexenios panistas es irreversible. Su defensa será si las acusaciones de conflicto de interés y corrupción que han volado en la prensa estos años, son infundadas. Martínez Urmeneta, sin embargo, tendrá problemas para conciliar la expansión de su pequeña empresa a un conglomerado al que beneficiaron los gobiernos panistas. El propietario de Tradeco tiene actualmente 15 empresas. Las primeras cuatro, el embrión del grupo, las fundó entre 1992 y 1995; dos más en 2014. Durante el gobierno de Fox constituyó tres, y seis más durante el de Calderón. De 2002 a la fecha, recibió 95 contrataciones y adjudicaciones directas del gobierno federal, y una parte de ellas fueron otorgadas por personas que estaban muy cerca de él para sentirse cómodo ante una revisión exhaustiva que pueda venir. La historia del crecimiento exponencial de Tradeco fue a la sombra permanente de su padre, Federico Alberto Martínez Salas, quien trabajó en ICA desde los 80s hasta que en 2001 fue nombrado subdirector de Ingeniería y Obras Estratégicas en Pemex Exploración y Producción, de donde fue promovido siete años después a director Corporativo de Ingeniería y Desarrollo de Proyectos. Durante ese periodo, Tradeco recibió de Pemex cinco contratos por 800 millones de pesos, y si bien no los asignó directamente su área, sí fueron aprobados por funcionarios cercanos a él. Uno de ellos es Sergio Aceves Borbolla, su colega de ICA y Pemex, donde fue subdirector de Proyectos de PEP, que facilitó el flujo de contratos a Tradeco aún después de la salida de Martínez Salas, por más de cuatro mil 200 millones de pesos. Aceves Borbolla se encuentra involucrado en el fraude de Oceanografía –donde están involucrados políticos panistas-, y desde 2008 se le investiga por corrupción. En el caso de Tradeco, el punto de partida es un posible conflicto de interés, no necesariamente ilegal, pero claramente ilegítimo. El conflicto de interés es simbiótico en la edificación de Tradeco y sus vínculos con gobiernos panistas. El mejor ejemplo es el de la relación con Caminos y Puentes Federales (CAPUFE), donde empezó la consolidación de Tradeco durante el gobierno de Fox, al otorgársele contratos para señalización y mantenimiento de carreteras a una de las empresas del grupo, Marcadores de Pavimentos, S.A. de C.V. Entre quienes participaron en la asignación de los contratos estaba Ignacio Peña Aburto, compañero de Martínez Salas en ICA, director técnico de CAPUFE de 2002 a 2007, cuando lo inhabilitaron por la asignación de contratos irregulares a otras empresas.
Cuando Tradeco recibió esos contratos, Fernando Porfirio Beristáin Gómez, ejecutivo de ICA de principio de los 80s a 2001, era subdirector de Calidad y Desarrollo Tecnológico. Era suegro de Martínez Urmaneta y su hijo Fernando Beristáin Rodríguez, trabajaba con él. Cuando dejó CAPUFE, los contratos para Tradeco no se suspendieron. Quien los asignó fue Armando Sanción Guzmán, quien dependía del entonces director general de CAPUFE, Tarcisio Rodríguez –que había otorgado contratos por más de mil millones de pesos a Tradeco cuando era funcionario en la SCT-, y que en 2012 fue llamado a Los Pinos por el presidente Calderón, para nombrarlo su secretario particular, en sustitución del hoy senador Roberto Gil.
Los caminos de Tradeco sí conducían a Los Pinos durante el calderonismo, y al panismo todavía en la actualidad. El cajón de los milagros, se volvió Caja de Pandora. rrivapalacio@ejecentral.com.mx
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