Hace semanas se viene arrastrando un enfrentamiento entre el Gobierno, varios medios de comunicación y el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes que coadyuva con la investigación de los 43 normalistas de Ayotzinapa que desaparecieron la noche del 26 de septiembre de 2014. Comenzó después de la divulgación de su último informe que cuestionó la esencia de la versión oficial del Gobierno –la maltrecha “verdad histórica” del ex Procurador Jesús Murillo Karam-, que produjo reportes periodísticos que cuestionaban a algunos de sus integrantes. El énfasis se ha colocado en Ángela Buitrago, la ex fiscal de hierro colombiana, a partir de las afirmaciones de un polémico activista mexicano y un ex General de ese país sentenciado de desapariciones.
La abogada Buitrago ha tenido el respaldo de abogados internacionales, pero muy importante ha sido, porque establece un diálogo entre pares, el de la colombiana María Jiménez Duzán, que por años estuvo en la mira del Cártel de Medellín y su jefe Pablo Escobar, tras mandar asesinar al Director de El Espectador, Guillermo Cano, y a todo su equipo de periodistas que investigaban el narcotráfico, incluida ella. Duzán ha expuesto el riesgo en el que se ha colocado a la abogada con estas descalificaciones, que ella y activistas extranjeros consideran que fueron inspiradas por el Gobierno. Funcionarios federales confiaron mucho antes de que aparecieran las descalificaciones a Buitrago en la prensa, que le tienen un gran respeto, aunque creían que a diferencia de casos anteriores donde trabajaron juntos en México, su equipo actual no tenía la misma calidad que otrora.
De acuerdo con el fallo del juez Lewis Kaplan, Donzinger y su equipo “escribieron el dictamen de la corte y le prometieron 500 mil dólares a un juez ecuatoriano para que fallara a su favor”. Es decir, fueron los redactores fantasmas de un veredicto judicial para cometer un fraude contra Chevron, en el cual participó directa y fundamentalmente Beristáin, de acuerdo con el fallo en Estados Unidos, que está litigándose aún. “Este caso es extraordinario”, escribió el juez Kaplan en su dictamen. “Incluye cosas que normalmente sólo se ven en Hollywood, como correos electrónicos codificados entre Donzinger y sus colegas donde describen sus interacciones privadas con los jueces y sus maquinaciones contra ellos y un experto designado por la Corte, a quien le pagan a través de una cuenta secreta, y un abogado que invitó a un equipo a filmar innumerables reuniones privadas donde se planearon estrategias”. Un descuido de esta película, transmitida por Netflix, reveló la participación ilegal de Beristáin con Donzinger que ha puesto el caso contra Chevron en el umbral de ser perdido, lo que será desmenuzado en la siguiente columna.
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