En un país donde nada sorprende, el asesinato de 10 personas el pasado 30 de julio ordenado por un alcalde de Michoacán, Juan Carlos Arreygue, sí sorprendió. ¿Cómo puede actuar una autoridad con tanta impunidad? El Gobernador Silvano Aureoles, dijo que fue una disputa por narcomenudeo, y que el alcalde mandó asesinarlos porque querían quitarle el negocio. Aureoles no estaba sorprendido. Desde hacía tiempo dijo que se sospechaba que Arreygue estaba vinculado a los líderes de Los Caballeros Templarios, motivo por lo cual no fue candidato del PRD, como quería. La información sobre los antecedentes del alcalde, lejos de generar confianza, es motivo de censura contra Aureoles. ¿Cómo permitió que una persona sobre la que había sospechas pudiera llegar a ocupar un puesto de elección popular? El Gobernador podrá no ser culpable de los malos pasos de Arreygue, pero políticamente hablando, es un irresponsable.
La violencia, que nunca se fue de Michoacán, volvió a salir a las calles durante el gobierno de Aureoles. La Familia Michoacana revivió con su extensión en Guerrero, y Los Caballeros Templarios, una escisión de ese cártel de mesiánicos, mantuvo sus operaciones en Michoacán y el centro del país. El Cártel Jalisco Nueva Generación retomó altos niveles de actividad con los cultivos de mariguana y el trasiego de los precursores químicos para la elaboración de las metanfetaminas. El gobernador está rebasado, aunque niegue que el estado se le fue de las manos desde el primer momento en que asumió el poder en octubre del año pasado.
Las condiciones de inseguridad en Michoacán afectan a Aureoles, que mantiene la esperanza de alcanzar la candidatura presidencial del PRD en 2018. Aureoles se había presentado como el salvador de Michoacán, al que iba a colocar una vez más en la ruta del desarrollo. Está claro que no lo ha logrado. No tiene los recursos políticos para restablecer el orden y la paz prometida, ni ha funcionado la estrategia que dijo haber instrumentado desde el inicio de su administración. Como en el pasado reciente, con ex los gobernadores Fausto Vallejo y Salvador Jara, Aureoles va en camino de quedar subordinado al Gobierno Federal porque es incapaz de frenar la inseguridad.
Aureoles ha resultado una decepción como gobernante, y un fiasco como estratega. Utilizar la condena pública del alcalde Arreygue le ha dado prominencia nacional en estos días con la tolvanera que levantó. Será efímero. El linchamiento público que ha encabezado se le va a revertir. Todos los datos de inteligencia que reveló para justificar su detención y mostrar control, desnudan su ineficiencia. Si tanto sabía de él, ¿por qué no actuó antes? Por ignorancia o negligencia. Sólo por estas razones se entiende lo que sucedió, aunque el gobernador pretenda dibujar la realidad de diferente manera.
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