Hace una semana los operadores políticos priistas recibieron la llamada de sus “padrinos políticos”, epíteto de los hombres poderosos, de los caciques que controlan la vida política y social en cada región y tradicionalmente son aliados del PRI. La orden: la maquinaria electoral debe comenzar a movilizarse ya. Pero la instrucción llegó demasiado tarde, no sólo porque apenas les queda un mes de campaña, sino porque ante el abandono de la dirigencia priista la estructura se alquiló al mejor postor, y ahora en gran parte de los estados operan al servicio del PAN, PRD, Verde Ecologista o Morena.
Se trata de esos grupos que muchos llaman “mapaches”, y que convencen a los ciudadanos y a toda su familia, a partir de la identidad de grupo, o con promesas, regalos en especie, dinero o hasta chantajes, para asistir a marchas o mítines. Que el día de las elecciones los transportan a las casillas en taxis o camionetas para garantizar su asistencia; que compran la voluntad de funcionarios de casilla para ser omisos o faltar y entonces ser sustituido por un “topo” que facilite cualquier operación de sustracción, anulación, sustitución de boletas o relleno de urnas, o que paga a los representantes de los otros partidos para que no asistan y así no tenga copia de las actas del conteo de sufragios.
Esas células que el PRI creía fieles y dependientes, se han ido diluyendo y la gran estocada ocurrió en estos últimos 22 meses, ante la apatía de la dirigencia que encabezaba Enrique Ochoa. Y la oportunidad se consolidó este año, ante unas elecciones con más de tres mil 400 puestos en disputa y de enorme competencia en diferentes niveles. Fue entonces que esa maquinaria se ofreció al mejor postor.
ejecentral logró documentar, a partir de distintas entrevistas con estos “promotores” electorales, el nuevo mercado de mapaches y tuvo acceso a manuales operativos de estos grupos, en los que se describe, etapa por etapa, las acciones, metas y responsables, en un trabajo que garantiza el triunfo en casillas y por 10 a 30 millones de pesos, la victoria en todo un distrito.
“Los que estuvieron en el poder hicieron pedazos al partido, por eso digo que el PRI no pierde elecciones se deja ganar elecciones”, sentenció uno de los operadores entrevistados que pidió omitir su nombre, pero que se confirmó quién era y su trabajo en el PRI.
La sangre llama
Después de recibir la llamada de sus “padrinos políticos”, se reactivaron todas las estructuras articuladas al PRI, como la Confederación Nacional Campesina (CNC), la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), el Organismo Nacional de Mujeres Priistas (ONMPRI), la Red Jóvenes por México, el Movimiento Territorial del PRI, Fundación Colosio, Instituto Reyes Heroles y la Federación Nacional de Municipios de México (Fenamn). Es decir, ya dejaron de aparecer en una foto y en eventos cerrados entre dirigentes y candidatos, y desde hace una semana comenzaron a trabajar en la operación de tierra.
“Ellos saben que cuando hablan es porque hay algo que motiva a seguir trabajando, por ejemplo, hay un amigo que es exdiputado federal que lo hicieron a un lado, a él le hablas y le dices: ‘intégrate, volvió el PRI que nosotros conocemos, la sangre llama a la sangre’. Empiezas a hacer el llamado a casas, a convocar a los amigos para convencerlos del proyecto y empiezas a hacer la operación cicatriz”, narra otro de los operadores políticos del PRI en entrevista con este diario y quien pidió no mencionar su nombre.
Sólo queda un mes, y la reactivación ni es generalizada ni con el grueso de su fuerza, tampoco al mismo ritmo y el dinero aún no fluye. Por eso, existe el riesgo, reconocen, de que fracasen.
“No te puedo decir si sí nos va a alcanzar para dar el resultado que dimos con (Enrique) Peña y en lo que llegan los canales de comunicación hasta acá sigues perdiendo tiempo”, sostuvo uno de los líderes.
La disociación tuvo origen, señalan los operadores, el 12 de julio de 2016, con la llegada de Enrique Ochoa Reza a la dirigencia nacional del PRI. Sin experiencia electoral, política y legislativa, el estratega tricolor desdeñó la política de tierra y prefirió los números, como todo tecnócrata.
“A la llegada de Ochoa impulsado por el actual secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, parecía que no quería que estuvieran los mejores dentro del partido y los que nunca habían tenido la oportunidad de subir subieran. De ahí surge toda la teoría que como tecnócratas querían resultados con números no con personas, por eso a los delegados electorales les pedían resultados numéricos de cinco o diez cuando es conocido que hay trabajo invisible e incuantificable. Los números hablan, pero no actúan y los números como no actúan no puedes dar resultados y todo el priismo nos hicimos un lado”, acusa.
Los liderazgos locales del PRI, coincidieron, se sintieron lastimados ante la postulación del “candidato ciudadano”, ya que echó por la borda a las viejas escuelas de cuadros priistas y al legítimo crecimiento de la militancia dentro del partido.
“Si tienes un trabajo de tres años para representar al priismo en las urnas y de repente te dicen: ‘es que esta elección es de ciudadanos, porque los números dicen que los ciudadanos apoyan a los ciudadanos’. No es cierto, ahí está el gran error”, asegura el entrevistado.
Táctica 1-10
El febrero pasado, Rubén Moreira se hizo cargo del despacho de la Secretaría de Organización del PRI, lo que significaba la primera señal de cambio en la estrategia. Ya que esta secretaría cuenta con poco más de tres mil delegados que son asignados como coordinadores electorales según sus habilidades y conexiones.
›Dentro de estos tres mil operadores, sobresalen tres grupos: Fuerza México, Fuerza Mexiquense y el Grupo de los 300, en referencia a la película del mismo nombre. Entre ellos se autodenominan como los “boinas rojas”.
De acuerdo a la información recabada por ejecentral, son estos “boinas rojas” que al ser designados a un estado llegan a trabajar de la mano con las organizaciones adherentes al partido, que están encargadas de conformar las redes de electores, ya sea en los sectores campesinos, obreros y comerciales. Estructuras que se mantienen permanentemente trabajando independientemente de si el PRI es gobierno u oposición.
La estrategia en la calle, se define según la lista nominal del territorio a conquistar, de ahí se puede trazar la táctica del “1-10, 1-5 o 1-2”; es decir, que una persona convenza a cinco o 10 personas más.
Por ejemplo, para ganar un estado como Michoacán, con un padrón electoral de tres millones 429 mil 25 ciudadanos, se necesita que en una localidad como Morelia se consigan más de 100 mil votos, por lo que es necesario aplicar la táctica del 1-10, por su densidad poblacional. En regiones menos pobladas, donde se necesitan mil 500 votos, se requiere que una persona invite a otras cinco. Y así, según las características poblacionales de cada entidad.
Cuando la población acepta un souvenir del partido como calcomanías, mantas o lonas en sus casas, el enganchamiento o seducción comienza. En ese momento se les piden datos personales que se almacenan en una base de datos que es verificada el día de la elección para asegurarse que el voto fue a su favor.
Se llevaron todas sus células
En 2011 y 2012, el Revolucionario Institucional regresó al poder con el trabajo de su maquinaria electoral. “Luego de doce años como oposición el PRI sí tenía ánimo de ganar”, sostiene una de las fuentes.
Ahora, cinco años después, en lo que todos coinciden es que esa estructura electoral ahora se encuentra dispersa y en “desánimo”, por la apertura desmedida del partido a los llamados ciudadanos y la ausencia de un candidato cien por ciento priista. Aunado a que la estrategia de Enrique Ochoa buscaba la victoria con proyecciones numéricas, sin trabajo territorial, relegando a connotadas figuras locales a un segundo o tercer plano de acción.
Por ello, algunos personajes o se alejaron del partido o pasaron a las filas de la oposición. A lo largo y ancho del territorio nacional se han presentado algunos ejemplos en los que mapaches electorales del PRI han pasado a las filas de otras fuerzas políticas. Por ejemplo, en Zacatecas, Julio César Chávez, exsubsecretario de Gobierno durante la actual administración de Alejandro Tello Cristerna, ahora es candidato a presidente municipal por Morena, en Guadalupe. Con ello sus bases se movilizaron al partido de AMLO.
En Veracruz, Regina Vázquez Saut dejó el PRI veracruzano después de ser secretaria general estatal y diputada plurinominal del PRI, sin importar que es hija de Cirilo Vázquez, conocido como “el cacique del Sur”. En 2016, Regina se sumó a la bancada local de Acción Nacional y con ello integró la operación política de 14 municipios veracruzanos a favor del gobierno estatal de Miguel Ángel Yunes, otro expriista.
También líderes como Marco Antonio Mercado, exdelegado del CEN de la CNOP en Baja California y artífice del triunfo del PRI en León, Guanajuato, en las pasadas elecciones; además de recuperar Michoacán en 2011 con Fausto Vallejo, hoy trabaja con Morena en todo el bajío en la primer circunscripción electoral del país.
Algunos casos son muy notorios, porque se trata de personajes históricos o muy conocidos. Pero también hay líderes de estas “boinas rojas” que concentran un poder regional importante, pero que su rostro o su nombre es poco conocido. Y son de ambos tipos los grupos que se han perdido, porque se han puesto al servicio de otros partidos que, por dinero, un lugar en el gobierno o integración en la vida partidista, se fueron del PRI. Así se diluyó la capacidad operativa del PRI, que la dirigencia nacional cree que aún tiene, porque están en documentos, números y computadoras, pero no en carne y hueso, según las fuentes consultadas.
Ejemplo de esto, es lo que sucede en Veracruz, donde el PRI supo manejar a sus operadores mientras controlaba los hilos en el gobierno. Sin embargo, al perder la gubernatura, los liderazgos políticos y económicos locales se alinearon al nuevo régimen, para no perder sus privilegios, contó a ejecentral un exoperador radicado en esa entidad.
“Esos grupos se alinean con el poder. Todos esos grupos, todos esos líderes se alinean de forma natural. ¿Tú crees que se van a poner con Sansón a las patadas cuando les pueden entrar por una auditoría, con revisión y arriesgar sus inversiones?”, sostuvo.
Por ahora, todavía no cuentan con dinero para operar las bases priistas, lo que las hace todavía más vulnerables a que continúe el éxodo a otros partidos, en donde sí se sientan cobijadas.
Delegados inservibles
Varios operadores le advirtieron a Enrique Ochoa Reza de la importancia de las estructuras territoriales para operar el voto el día de la elección; sin embargo, “desde la dirigencia nacional nunca llegaron las instrucciones ni los recursos que les hicieran entender que era momento de activarse” a favor del partido y sus candidatos.
“Todo eso se los dijimos a Ochoa Reza y él respondió: ‘no ocupo de delegados nacionales, en mi mandato los delegados no sirven para nada’”. Líderes como Marco Mercado, Miguel Ángel Chico Herrera o Jaime Martínez Tapia fueron ninguneados, así como múltiples líderes regionales a lo largo y ancho del territorio nacional, quienes fueron aprovechados por otras fuerzas políticas, en este caso Morena.
›Lo mismo ocurriría con las dos primeras generaciones de cuadros impulsadas durante la gestión de César Camacho Quiroz al frente del PRI y quienes sustituirían a los viejos operadores políticos, en un proceso de cambio generacional dentro del partido, sucesión muy controlada para impedir que se debilitara el partido.
“Por eso tenemos el riesgo de perder gubernaturas, de perder la mayoría en el Congreso de la Unión, de perder la mayoría de los ayuntamientos municipales y los congresos locales”, advirtió uno de los operadores.
›No obstante, el PRI sigue siendo gobierno y ahora apuesta, explicó otro de los entrevistados, a la burocracia nacional y su voto como muestra de lealtad. Es por eso que desde hace dos meses se implementó una estrategia tipo empresa multinivel, en el que uno invita a su familia, amigos cercanos y colaboradores, y estos a su vez invitan a otros grupo, cada uno, de 5 a 10 personas cercanas, y de todos ellos se tienen sus datos de elector, para comprometer su voto a favor del Revolucionario Institucional.
“Actualmente se les está solicitando a cada burócrata del país de cinco a 150 credenciales de elector de familiares o amigos, pero esto no garantiza que el voto sea lineal y seguro para el partido”, añadió uno de los operadores electorales.
¡Fierro viejo que vendan!
Al operador priista es común que otras fuerzas políticas lo intenten seducir, saben de sus capacidades para operar el voto. Pero algunos consideran que si dan el “chapulinazo” es muy difícil que regresen a las filas del PRI, otros aseguran que no, que pueden regresar, porque se trata de una ecuación de costo-beneficio.
En este proceso electoral en especial ha habido un reacomodo de liderazgos partidistas, particularmente en el PRI, y se trata de piezas importantes del engranaje de la maquinaria electoral. Se trata de maestros, miembros de sindicatos, sectores de jóvenes y caciques. Su salida dañó la operación de campaña y, especialmente, “del día D, el de la jornada electoral”, acotó uno de los entrevistados.
“Cuando te han dañado, cuando te han descobijado, cuando tratas de aportar y lo poco que aportas te lo tumban, y llega otro y te hace ojitos, fácil se los llevan. O les abren la cartera”, reconoció una de las fuentes consultadas.
Un millón por hora
Aunque son partidos distintos operan de manera similar: con promesas o con dinero de por medio. E l efectivo se convierte en el aceite que hace funcionar a las cuatro patas de la estructura básica del mapachismo electoral: la de movilización, la electoral, la de contención y la legal.
La inversión sólo en el día de la elección puede garantizar el triunfo. Y es posible gastar un millón por hora, asegura uno de los principales operadores en la zona sur del país.
“Por casilla se necesitan dos representantes partidistas, si fueran 350 casillas por dos, son 700 representes y le pagas mil 500 pesos a cada uno, pagas bien. Ahora multiplica 700 por mil 500, será un millón 50 mil pesos. Ojo, eso es lo que le vas a pagar a tu estructura de contención”, explicó en entrevista un exoperador electoral del PRI, quien añadió que un gasto similar se realiza en la estructura electoral.
Para la movilización, que se centra en taxis o autos particulares que trasladan a los votantes, “se les paga 800 o 600 pesos ese día, porque andan moviéndote a la gente. Si no es de a gratis”, además del pago de gasolina.
Según el tamaño del municipio o distrito es el gasto. Los candidatos pueden desembolsar desde 15 a 30 millones de pesos en un día. “Es puro dinero. Ahorita (el voto) va a andar entre mil 500, dos mil pesos, por la importancia de la elección. Si compras 10 mil, a mil 500, cuánto te sale. Son 15 millones de pesos, solo para que tengamos un parámetro”, detalló.
Pero el dinero pasó a ser todo, explicó la fuente, pues desde la década de los ochenta el PRI cometió un error que le cobró factura casi 40 años después, ya que comenzó a pagarle a sus estructuras dejando totalmente de lado la ideología del partido y su identidad. “Una vez que pagó el PRI, pagó el PAN y pagó el PRD”.
Después las prácticas dejaron de ser burdas para refinarse y garantizar el triunfo de los partidos. “Ha funcionado la operación de cadena, de obtener una boleta en blanco y pasarla ya tachada (…); el embarazo de urnas ya no funciona porque no te salen las cuentas con la lista nominal”.
Y añadió: “las elecciones son cada vez menos rústicas, pero con más intereses económicos. Antes, “todo era más de convicción, era más de romperse la figura por el partido. Los panistas eran aferrados; los perredistas, idealistas. Todos eran convencidos y no se mercaban tanto”, sostiene el exoperador. Sin embargo, ahora los tiempos cambiaron, ya no hay identidad, sólo poder y dinero.
Operación Guelaguetza
Desde junio de 2017, en Oaxaca se volvió a probar la maquinaria a favor del PRI y funcionó, llevó a Alejandro Murat a la gubernatura, cuando la administración anterior la habían perdido en manos de Gabino Cué. Al día de hoy, uno de los artífices de esta maquinaria renunció a una militancia de más de tres décadas para poner al servicio del Frente Por México un tejido electoral que asegure votos para la próxima elección del 1 de julio, y que a Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva, exdirector de Liconsa, lo podría colocar en el Senado de la República.
El año pasado cuando Puga Leyva encabezaba el programa de abasto de leche del gobierno federal, a través de Liconsa firmó un convenio con la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) para difundir un mensaje de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim).
Lo que realmente estaba detrás del convenio era la plataforma de posicionamiento del entonces secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en su aspiración por la presidencia de la República. Ideado como un proyecto piloto que se pensaba sería replicado en las demás entidades del país.
El mecanismo de cooptación era sencillo, de acuerdo al manual que consultó este diario. En la primer etapa se consideraron 30 municipios de los 570 que hay en Oaxaca, los de mayor rentabilidad electoral y que representan el 44% de la Lista Nominal de la entidad.
De estos municipios se eligieron 409 mil 946 viviendas que fueron visitadas por 488 brigadistas, que recibían órdenes de 48 jefes de brigadas, que estaban supeditados a 17 supervisores y a su vez a un coordinador estatal.
Durante la visita, el brigadista trataba de convencer a los posibles electores de la problemática social de la violencia contra la mujer por medio de un video. Si la persona accedía, el brigadista les enviaba el contenido audiovisual a su celular vía WhatsApp, además de comprometerlos a reenviar el video a su red de contactos.
Para cerrar la pinza, les preguntaban: ¿Me podría decir a cuántas personas va a reenviar este importante mensaje?
›La operación concluía con la entrega de un folleto a solicitud expresa de compartirlo con su familia, para que en caso de que alguien estuviera en una situación de violencia supieran como actuar. Aunque no existen registros de la existencia de dicho video en las páginas oficiales de las instituciones involucradas, pero se estimaba que la proyección de viralización del mensaje equivaldría a un impacto de 41 mil difusiones a través de redes sociales, partiendo de una base del 10% de casas visitadas. Todo se realizaba a nombre del licenciado Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva, entonces director de Liconsa.
A cada brigadista se le otorgó un apoyo mensual de 5 mil pesos para sumar un total de 2 millones 440 mil pesos. En tanto, para los 48 jefes de brigada se erogó un pago de 8 mil pesos mensuales, que sumaron un total de 384 mil pesos. Para los 17 supervisores se dio una gratificación económica de 19 mil pesos mensuales que dieron un total de 323 mil pesos. Al coordinador general se le otorgó un apoyo de 39 mil pesos. En total, la estructura se conformó con 554 personas que significaron un costo total mensual de 3 millones 186 mil pesos a cargo del erario.
Este proyecto arrancó los primeros días de julio para posicionar a Miguel Ángel Osorio Chong, quien seis meses después no fue el aspirante presidencial elegido por Enrique Peña Nieto y en su lugar quedó José Antonio Meade.
Esta estructura costó 19 millones 116 mil pesos para promocionar a un posible candidato, mediante una estructura priista, con dinero de un gobierno priista, que hoy le estaría sirviendo, en cuanto a estrucura, conocimiento del terreno y de operación, a favor del Frente por México, al tener en su línea al extitular de Liconsa, Héctor Pablo Ramírez Puga, y promoverlo a la Cámara alta.
Aceitando la maquinaria en la CDMX
Los acuerdos son tácitos y la maquinaria electoral sirve a quienes los cumplan y tengan mayores posibilidades de ganar en la contienda electoral. Es por eso que una parte de las estructuras que servían al PRD ahora se han puesto al servicio de Morena para que se garantice el voto a favor del partido de Andrés Manuel López Obrador. Al final, el motivo es simple, sostiene en una entrevista fuera de grabadora a un líder dedicado a la operación en terreno: nadie quiere perder o dejar ocupar espacios en la conformación de los gobiernos de las próximas alcaldías.
Para la compra de voluntades, en las delegaciones de Iztacalco y Venustiano Carranza, han movilizado ya sus cuadros para “mapachear”. “En cada elección es lo mismo, salir y tratar de convencer a la gente y todos se hacen valer de lo mismo para conseguirlo: que la despensa, el apoyo, que los paros en la delegación, al final todos mapachean, pero en este caso viene más cerrado porque como vienen en coalición, digamos que las voluntades están divididas”, explicó el líder encargado de la operación.
La forma en que esta maquinaria partidista funciona y se alimenta en la Ciudad de México, es a través de vínculos directos con funcionarios de medio nivel que trabajan en la propia delegación, desde ahí se gira la orden para movilizar y operar la estructura a partir de los jefes de colonias. De ahí la labor de convencimiento se hace extensiva a los vecinos, los de la casa contigua, a los familiares y conocidos que residen en otras colonias dentro de la misma demarcación.