Jonathan Nácar
El carfentanil es una droga sintética tan letal que una sobredosis podría matar a un elefante. Aunque su uso ya cobró la vida de usuarios, lo que generó una alerta en Estados Unidos y se asegura que desde México se abastecen los mercados ilegales, en el territorio nacional las autoridades no reportan ni su consumo, fabricación o trasiego.
Hace unos días, la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) catalogó esta sustancia como una “súperdroga” derivada de los opioides, pero que resulta 10 mil veces más potente.
Su crecimiento y expansión en ese país ha sido rápido. Por ejemplo, la Oficina Forense del condado de Hamilton, Ohio, informó sobre casos de sobredosis con carfentanil desde julio de este año. Apenas un mes después, a finales de agosto, el senador por ese estado, Ron Portman propuso el impulsar una nueva legislación enfocada en combatir el tráfico de carfentanil, así como el del fentanil, a través de reforzar los controles postales para evitar que por ese medio la droga traspase las fronteras.
›En una visita a la estación de bomberos de ese estado, el senador republicano detalló que su propuesta para el Congreso implicaba controles más estrictos sobre los envíos a la nación al considerar que “México y China han sido identificados como fuentes de fentanilo y carfentanil que viene a los Estados Unidos”.
Cuando la DEA emite una alerta nacional, que tiene que ser atendida por todas las autoridades de salud, seguridad y comercio, significa que se detectó ya la presencia de esta droga en los circuitos ilegales en distintos estados de ese país y considera que, tras analizar su comportamiento, su alto grado de letalidad coloca a su población en grave riesgo.
En México ni alerta ni datos. Al consultar con funcionarios de la Procuraduría General de la República en los últimos años no se tiene registro de aseguramiento o ubicación de dosis de carfentanil. Y los Centros de Integración Juvenil tampoco la han identificado como una droga en uso ente los jóvenes mexicanos.