La boda religiosa entre la actriz Angélica Rivera y el entonces Gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, efectuada el 27 de noviembre de 2010, estuvo precedida de un proceso irregular al interior de la Arquidiócesis Primada de México.
De acuerdo a documentos de autoridades eclesiásticas, dicho proceso fue calificado por el Tribunal de la Rota Romana, de El Vaticano como un “craso simulacro de justicia”,
Tras un divorcio civil, la actriz de telenovelas y hoy Primera Dama pidió a la Arquidiócesis mexicana la anulación de su primer matrimonio con el productor José Alberto Castro para así poder realizar una ceremonia religiosa con el actual titular del Ejecutivo.
Castro Alva y Rivera Hurtado contrajeron nupcias en una ceremonia íntima en la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima, en la Ciudad de México, el 2 de diciembre de 2004, asistida por el sacerdote Ramón García López.
“Nueve días después, (Rivera y Castro) viajaron con sus familiares y amigos a la playa de Pichilingue, en Acapulco” a otra ceremonia, en la que expresaron su agradecimiento “por el sacramento celebrado en la Ciudad de México con anterioridad”, refiere este sábado el portal Aristegui Noticias en colaboración con la revista Proceso mediante el reportaje: “La boda Peña Nieto-Rivera: El expediente secreto”.
Esta segunda ceremonia fue celebrada por P. José Luis Salinas, popularmente conocido por prestar sus servicios a Televisa; misma que fue utilizada para pedir la invalidez del matrimonio.
El matrimonio entre Rivera y Castro fue declarado nulo tres meses después de que ella lo solicitara.
De modo que, para poder realizar el matrimonio entre Peña y Rivera “se montó una maquinación que le arrebató las potestades de su ministerio sacerdotal al presbítero Salinas Aranda -pues no está permitido por la Iglesia casar a los novios en una playa-, al utilizar la segunda ceremonia “para que fuera declarado nulo e inválido el enlace religioso entre Angélica Rivera y su anterior marido, el productor de televisión José Alberto Castro”, reveló el mismo medio de cara a la primera visita de Papa Francisco a México.
También la utilizó la Arquidiócesis de México para castigar al presbítero Salinas, aunque éste siempre se defendió señalando que él ofició una misa de acción de gracias, pues el matrimonio eclesiástico se había llevado a cabo días antes, en la Iglesia de Fátima.
“La Arquidiócesis también llevó a cabo un proceso en contra del padre Salinas Aranda por tres razones: haber actuado como sacerdote sin licencia; haber simulado el matrimonio de Rivera y Castro, por lo que debía ser ‘castigado con una pena justa’, y que había realizado sacramentos en Televisa sin autorización de Norberto Rivera”, según el portal.
Sólo un mes después de la anulación, Salinas Aranda fue relegado de sus funciones y se le prohibió residir en la Ciudad de México, donde recibía tratamiento por cáncer en el hígado. El prelado se defendió ante varias autoridades eclesiásticas, apoyado por otros sacerdotes, para negar que él hubiera casado a Castro y a Rivera.
Tras dos años de litigio, la Rota Romana falló en favor de Salinas Aranda, declarando la primera sentencia como nula; sin embargo, el sacerdote identificó al Cardenal Norberto Rivera como el artífice del proceso al que fue sometido y decidió escribir al Papa Francisco para solicitarle su intercesión.
El padre Salinas murió la mañana del 7 de octubre de 2015, sin recibir respuesta del Papa Francisco. (Con información de Reforma).